Matan
sin querer a un lince y para deshacerse del cadáver lo cocinan y se lo comen,…
Es una barbaridad, una atrocidad, sí, pero no es real, es lo que he podido ver
esta tarde en un capítulo de la serie de “Aída” en uno de esos canales satélites de Telecinco (Sí, esa, la
cadena de los doce meses doce causas,…).
No sé qué diría la opinión pública si en el mismo capítulo, Mauricio,
el putero, se "acostará" con una menor que ejerciera la prostitución o
que la indujera a ello. Seguramente se pondría el grito en el cielo.
No sé qué diría la opinión pública si el Luisma se
metiese unas cuantas rayas por capítulo y siguiese siendo el mismo
tipo guay y gracioso, mejor aún drogado, seguramente se pondría el grito
en el cielo.
No sé qué diría la opinión pública si el Jonatán o Jhonatán,
o como se escriba, para hacer la gracia completa con su apología de la
delincuencia robara algún móvil a punta de navaja o prendiese fuego a
cualquier coche aparcado en la calle. Seguramente se pondría el grito en
el cielo.
No sé qué diría la opinión pública si Eugenia,
la abuela, abusara de menores junto a Mauricio, consumiera drogas con
su hijo y se comprara por ejemplo un televisor de esos LED de muchísimas
pulgadas con el dinero que robase su nieto,...
Seguramente
a todo esto, la opinión pública pondría el grito en el cielo, no vería
maldita la gracia y Telecinco obviamente no incluiría en su mítica y
simpática serie esas barbaridades,... no? (o sí, tal y como está el
panorama).
Entonces
no consigo entender por qué se frivoliza, se bromea, se hace la gracia
con la muerte (asesinato) de ningún animal, menos con una especie
protegida, menos con una especie en peligro de extinción, que ya
bastante tienen con estar acotados como en el coto de Doñana, ser
atropellados por los caminos rurales asfaltados y caer en cebos envenenados, como para hacer con su muerte maldita la gracia.
Doce meses, once causas.