lunes, 14 de septiembre de 2015

Camino de Santiago, diciembre de 2007

Caminas entre la niebla, sin noción de la hora, sin noción del tiempo, sin prisas, sumergido en tus pensamientos que discurren entre pisada y pisada. De repente levantas la mirada y son unos segundos los que tu mente sostiene que te encuentras sumergido en una imagen de antaño, de antiguos viajeros errantes sin más compaña que la de enormes perros-lobos, fieles y vigilantes a cualquier extraño, hasta que el sentido común te saca de la embriaguez de la niebla y el cansancio, ubicándote de nuevo en el tiempo presente, caminando por tierra, barro y calles empedradas, discurriendo por un camino de antes y de ahora, algo que solo te puede suceder caminando a Santiago.





Este camino lo inicié en el invierno del 2007, huyendo de la romería en que se convierte el camino en verano. Un día cinco de diciembre para más precisión. Sí, diciembre, cuando más viento, lluvia, niebla y frio podía hacer en aquellas tierras gallegas,… condiciones climáticas perfectas para un camino lleno de emoción y sentimiento, condiciones perfectas para perderme entre mis pensamientos y una falsa soledad, pues bastaba con fijarse bien, ir atento a pistas y señales, para encontrar habitantes en esta fábula, en este cuento hecho camino.







Día 1. O Cebreiro – Triacastela

Fue en O Cebreiro donde comencé a andar, aunque como dicen los grandes viajeros, el camino comienza en el primer momento que decides hacerlo y desde donde inicias la marcha. Cinco días por delante de camino, auténtico, que se dice debe ser a pié o a caballo, pues por otros medios, rutas son. Y fue en O Cebreiro donde el camino me regaló la fotografía hoy cabecera de este blog, la del amanecer en O Cebreiro, rondando ya las nueve de la mañana y tras haber dejado el albergue y tomar algo calentito en el bar de Irene para iniciar la marcha.





Ese mismo día de caminata aprendes que necesitas más pies y piernas, algo imprescindible y que ignoraba. Pero como en toda fábula, apareció como invocado a última hora del día un hombrecito que vendía bastones de madera con un sencillo tallado, algo que ahora reconozco me salvó a mi y mis piernas el resto del camino.




Día 2. Triacastela - Ferreiros

Segundo día de camino, segundo día de historias que encuentras a ambos lados, gente del lugar, en su quehacer diario, a veces molestos por el objetivo de la cámara fotográfica, la mayor parte de las veces agradecidos por mostrarte orgullosos su casa, su ganado, sus costumbres,…










Dia 3. Ferreiros – Palas de Rei

Tercer día de camino, y aunque lo inicié solo, sin más compañía que la mochila, abrigo y la cámara de fotos, te vas encontrando con otros peregrinos, otros locos, que se lanzaron a caminar en estas fechas. Gente con la que caminas un rato, charlas, te paras a compartir un café o un licor de la tierra mientras te relatan acerca de largas caminatas desde centro Europa,...




Gente que te encuentras, charlas bromeas,…. Gente de la que te separas para seguir caminando solo.




Dia 4. Palas de Rei – Arzua

Cuarto día de camino y otra carrera más, porque no es verano, los días son cortos, amanece entorno a las 9h. de la mañana y ya a las 18h es noche cerrada. Algo a tener en cuenta a la hora de realizar jornadas de entre 25 y 30 kilómetros, acabando la mayoría de los días caminando alumbrado por el frontal y alguna que otra solitaria farola colgada en la niebla.




Dia 5. Arzua-Monte do Gozo

Quinto día de camino y otro día totalmente diferente. Nueva gente que encuentras, nuevas historias, nuevos paisajes,… Todo diferente en el mismo camino.








Día 6. Monte do Gozo-Santiago de Compostela.

Y por fin, llegué a Santiago de Compostela,… Recorrido que se hace eterno por la ciudad, hasta la catedral. Visita obligatoria, rápida para coger el autobús de regreso y de vuelta a casa, donde sea que estuviese, y en el recuerdo ya por siempre, Galicia.









Imposible resumir estos días en unas cuantas fotografías y unos pocos párrafos,... 


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